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Y nos fuimos de boda.

Vengo a hablaros de una boda. Ya hablamos de las cervezas artesanas en las bodas por aquí. Pero hoy vengo a hablaros de algo bueno, no de aquel mejunje del averno.

Hace unos días dos buenos amigos se casaron, cosas de la vida. Y, por más cosas de la vida, lo celebraron en “El taller de la cerveza” en Los Molinos (Madrid). Así que allí nos plantamos con nuestras mejores galas…bueno, las mejores tampoco pues fue un enlace bastante informal. No voy a hablar de lo que ocurrió al final de la boda, eso es secreto de confesión entre amigos. Además, no me seáis cotillas, que os conozco ya.

Hablaremos pues, cómo no, de las cervezas. Pues tenían un buen surtido de birras artesanales. Haciendo honor a su nombre. No será el primer sitio con un «de cervezas» en el cartel que lo más exótico de su carta es Alhambra 1925.

-Sextus: Esta cerveza blonde ale era de las más ligeras de la carta. Suave y refrescante, perfecta para el calor de aquel día.

-Francis: una cerveza de trigo suave y lupulada, algo distinta de las clásicas weissbier, haciéndola más ligera y más fácilmente bebible.

-IPA: una ipa lupulada y aromática, pero suave y con el alcohol justo para hacerla muy fácil de beber. Perfecta para las costillas y carne asada que se sirvió en el convite.

-Apañada: cerveza tostada igualmente suave y refrescante. Una versión ligera de las tostadas.

-Ermita: cerveza tipo abadia. Sí es verdad que es de las más fuertes, en cuanto a sabor y alcohol, de las referencias del local. Es bastante suave para los estándares del estilo.

-Tizona: esta stout, al igual que las anteriores, es suave para sus estándares, pero no quita su sabor a chocolate y café torrefactado junto a su amargor característico. Perfecta para acompañar la tarta de boda de chocolate y buttercream.

Ahora que ya conocéis sus referencias voy a daros mi impresión. Cuando hablé en su momento de la cerveza de regalo de boda infame, ya mencioné que era un flaco favor al mundo de la cerveza en general. Pues este sitio es todo lo contrario. Con referencias tan claras y fáciles de beber, hace mucho más de lo que os pensáis.

Imaginad que tenéis un evento BBC (boda, bautizo o comunión). Imaginad al típico tío de la familia que vive lejos en algún pueblo o ciudad que no es la vuestra. Ya sabéis, ese tío con su camisa medio abierta y que sabe la alineación del Madrid y por qué ese jamón esta mejor que ese otro. Le tenéis todos en mente ¿no? Bien. Le hablan de cervezas artesanas y, en un acto de generosidad más allá de su pilsultra fría, decide probarla. Empezará por lablonde, la tostada, que son más parecidas a lo que él conoce. Y probará una, después otra. Y se irá a casa feliz y con una idea en la cabeza.

Pasado el tiempo llega a su bar de confianza y le dirán que unos cerveceros, más grandes o más pequeños, locales han sacado una nueva cerveza artesana. Él, con su buena experiencia en su cabeza decidirá probarla y abrirse a ese mercado de las cervezas artesanas. Todo porque probó unas cervezas suaves pero con un estilo bien marcado y bien hechas. Una apertura en su paladar sin mucho experimento. Por eso creo que este tipo de cervezas son útiles. Pues pueden ser la apertura a nuevas personas.

Y porque están muy buenas. A veces, los cerveceros nos olvidamos que no por ser más suave o sencilla, una buena cerveza no deja de ser una buena cerveza.

Más allá de la Indian

El mundo de las cervezas artesanas o las craft cada vez es mayor. Y eso tiene sus pros y sus contras. Algunas de las ventajas ya las conocéis,como es el caso de tener más bares donde poder disfrutar de cervezas y con mayor variedad de las mismas.

Pero hoy vengo a dar mi opinión personal sobre los aspectos más negativos de esta reciente moda. Y para explicarlo voy a poner un ejemplo: un juego, grupo, canción se pone de moda en internet. Se vuelve viral, una moda, se conoce y está en todas partes. Entonces hasta los presentadores de televisión lo sacan porque es moderno. Ahí es cuando uno se da cuenta de que ese producto se ha sobreexplotado. Pues lo mismo está pasando con las ipas.

Yo disfruto de una buena ipa, es un estilo que me gusta, y también me gusta ver diferentes fabricantes y sus recetas variadas. Recordáis este estilo, ¿verdad?. Las cervezas surgidas de la necesidad de llevar esa bebida a la india británica desde la city…bueno pulsad aquí y os llevará hasta una pequeña explicación. A estas alturas las ipas están hasta en los supermercados y todo el mundo sabe algo de ellas. Que estén en todas las grandes superficies es, en parte, uno de los porqués de la entrada de hoy.
Creo que el estilo se ha sobrexplotado. Cuando marcas industriales sacan una cerveza de esas artesanas tan de moda. Y el estilo que sacan es una ipa porque ellos también son maestros cerveceros. Mi cabeza piensa que nos hemos pasado todos de frenada. Las últimas ferias de cerveza a las que he ido, todo el mundo tenía una ipa, o neipa o doble ipa o ddhipa. Hasta he leído de quíntuples ipas. Pero, ¿cuántos tenían una pale ale, una ale, una bitter, una porter…? Sí, todos tienen alguna de esas referencias, pero parece que para ser cervecero has de tener una ipa en tu catálogo. Y creo que nada más lejos de la realidad. El problema (o trampa) de la excesiva lupulación es que se pueden tapar errores de fabricación, por ejemplo. Creo que es más valiente hacer una sencilla ale con algún añadido especial que hacer una triple ipa con cientos de ibus. Sí, es algo complicado hacer una cerveza que sea equilibrada entre su amargor y sabor a malta y aromas, pero hay mundo más allá del amarillo y cascade.

Por eso creo que deberíamos empezar a pensar de otra forma. A beber de otra forma. No hablo de dejar las ipas a un lado, algunas de las mejores cervezas que me he tomado son de este estilo. Pero si descubrir o redescubrir otras formas de fabricar cerveza. Este mundo de las craft beers es muy amplio. Y cada vez, lo es más, con la invención de nuevos estilos y de nuevos añadidos o recetas día a día.

Por otra parte, no quiero con ello decir que solo probéis cosas nuevas todos los días. Entiendo que hay veces que lo que te pide el cuerpo es una ipa. O que sabes que quieres tal referencia de tal cervecera porque es la que más te gusta. Hay que ser fiel a esas marcas que nos gustan y referencias favoritas. Es más un problema del mundo de la cerveza que un problema individual. Todos somos responsables de esto. Pero también está en nuestra mano individualmente beber y probar un abanico más grande siempre que podamos.

Cata de cervezas The Porther House para San Patricio.

Llegó y se fue la fecha del año que tanto me gusta. Puede que penséis que es por la cerveza que en ella se consume. Y erráis,un poco al menos. Pero aquí venimos a hablar de cerveza, así que dejare a parte mis gustos musicales y demás.

Se que lo que se bebe principalmente en esas fechas es Guinness, pero no es la única cerveza que se produce en la Isla Esmeralda. Y, a pesar de ser la dry stout o irish stout el estilo mas arraigado al pais, allí se beben muchos más estilos y variedades. Así que que suene la gaita y el bodhran, porque vamos a hablar de cuatro cervezas de la cervecera con sede y pub en Temple Bar, Dublin: The Porther House.

Dublin Pale Ale.

Esta cerveza es muy fiel al estilo de su nombre. Es una pale ale de color rubio oscuro transparente y espuma blanca no muy duradera. Posee un olor intermedio, algo que veremos es muy común en esta cervecera. Dicho olor es principalmente a malta. Se nota algún toque a cítrico pero solo al calentarse un poco. Cuando la pasamos por la boca el sabor es maltoso. Empieza siendo algo dulce con un ligero toque amargo que desaparece muy deprisa. Al calentarse ademas tiene un ligero toque cítrico. 

Podría ser la perfecta cerveza para compartir con ese “hijo de la Mahou” que todos conocemos. Perfecta para acompañar salados y ligeramente picantes.

Hops Head Ipa.

Ésta es curiosa. La probé en Dublin hace un año y era una american pale ale, es decir una pale ale con cierta cantidad de lúpulos extra. Pero cuando me vuelvo a encontrar con ella es una ipa. Esto demuestra dos cosas: que variando algo la receta la cerveza puede cambiar y que algunas definiciones en el mundo de la cerveza son bastante frágiles.
Tiene un color ámbar amarillento con espuma blanca y persistente. Su olor es intermedio, os lo dije antes. Es principalmente herbal y cítrico, como buena ipa. Pero cuando la pasamos a la boca la cosa cambia. Tiene un sabor suave. En estos estilos siempre esperamos el amargor típico, pero esta vez no es así. Tiene sabor herbal, y cítrico al calentarse. Un pequeño golpe de amargor que dura muy poco y no deja casi retrogusto, haciéndola una ipa muy de estilo británico. Sí, una english ipa hecha en Irlanda, la ironía hecha cerveza.

Sería una cerveza perfecta para tomar con carnes saladas y ligeramente especiadas. Si fuese más fuerte el golpe amargo pegaría más con las especias y picantes.

Brain blasta.

Esta strong ale de color ambarino rojizo de espuma blanca puede que sea hasta ahora la más amarga y de más sabor. Su olor es intermedio (me suena que esto ya lo he mencionado antes) a maltas y caramelo, probablemente porque esa sea la malta usada para obtener ese color característico. En cuanto a su sabor es suavemente dulce al principio, pero aquí el golpe de amargor es mucho mas potente. Claro, cómo es una “strong” ale, ¿eh? “Strong” es fuerte, el golpe es más fuerte porque la cerveza es fuerte… Bueno, seguimos. Este amargor se queda hasta el retrogusto, pero de fondo el caramelo y la malta destacan y combinan a la perfección. A diferencia de las anteriores si que se nota el alcohol en el trago.

Marida perfectamente con picantes, especiados, y sabores muy potentes. En mi caso fue un pastel de carne y puré de patatas al horno.

Wrasslers XXXX Full Stout.

No podía faltar una stout, que al fin y al cabo hablamos de cervezas para San Patricio. Sin embargo, he de advertiros de una cosa: pese a que las stouts a las que estamos más o menos acostumbrados suelen ser fuertes, todas las stouts que probé en Dublin eran más ligeras y fáciles de beber. No obstante, ésta en concreto hace honor a su nombre y es algo más fuerte que las allí cocinadas.
Tiene color negro y espuma café, como buena stout. Esta espuma se queda en corona según se calienta. Su olor es, a qué no lo adivináis… intermedio. Y es principalmente a café y chocolate. Cuando la pasamos a la boca es de golpe amargo, pero poco duradero, sin dejar un fuerte retrogusto. Los principales sabores que se destacan son café y, al calentarse algo más, chocolate. Como buena stout, la maridé con chocolate con leche dulce. Gracias a esto se pueden captar los matices de chocolate amargo que posee. 

Recomendable comer el chocolate y beberla con calma, que se caliente y vaya ganando muchos de los sabores que tiene, como ligeros toques a regaliz y maltas

Un cervecero en Illinois

Todo empieza en un aeropuerto. El viaje parecía sencillo, hasta tenía horas de escala de sobra en Dublín. Pero si fuera sencillo, no sería mi viaje. Para haceros un resumen: retraso de dos horas, corriendo escaleras arriba y abajo para pasar la aduana americana y llegando al vuelo a Chicago en última llamada. He de decir que el señor policía, en vez de preguntarme por terrorismos o armas, me pregunto si llevaba frutas. Las famosas manzanas asesinas de Europa.

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La primera comida en territorio americano fue una señora hamburguesa. No iba a los Estados Unidos para comer ensaladas y chía. Sobre la dieta que consumí en América, decir que, de prolongarse unos meses, me habría causado diabetes y algún tipo de problema con el colesterol. Valgan como ejemplos la monstruosa pizza estilo Chicago, de la cual os hablaré más adelante, o la comida en The Cheescake Factory. Las almas caritativas que me acogieron en su casa, Leti y Mario, compartieron conmigo dichas comidas copiosas y, además, aventuras por la ciudad.

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Los dos primeros días los dediqué a un acercamiento al estilo americano: centros comerciales, compras y cine. De este último solo diré que se reclinan los sofás (los asientos exceden el nivel de butaca) hasta posiciones de semi-siesta (butaca arriba, butaca abajo).

Otro de esos días fui a comer al Wendy’s (¡qué recuerdos!) y, a la vuelta, descubrí porque Estados Unidos es una de las cunas para esto del craftbeer. En uno de esos supermercados, nada especial, uno de tantos en la North Milwaukee Avenue, ahí en uno de tantos pasillos, vi un paraíso. Un pasillo entero lleno de marcas de cerveza, de craft e industriales. Y al lado 5 neveras con cajones de 24 y 48 botes o latas frías. Y un mostrador frío donde poder hacerte tu propio sixpack por 9,99 dólares. De ahí saque la selección a probar, una decisión muy difícil, creedme. Al final, decidí probar dos de la marca Samuel Adams y tres de Goose, que son del mismo Chicago.

Samuel Adams Winter Lager.

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Una cerveza navideña suele tener ciertos toques especiados, sabores más navideños que se toman en invierno (Nota mental: tendría que hacer una entrada solo de cervezas de navidad. Sigamos.) Esta cerveza de color rojizo transparente tiene olor a malta con un toque especiado de fondo. En cuanto al sabor que tiene es, para que os hagáis una idea, el de una lager algo especiada. Esos sabores maltosos mezclados con toques de canela y jengibre. Según se calienta adquiere un cierto punto a naranja. El amargor es notable pero poco duradero, como buena lager que es. Podría ser tomada con sabores especiados, como el de un polvorón de canela, o almendrados, como el de una almendra rellena. No me miréis así, son bebidas de invierno, pues maridaje de invierno.

Decir que hacer una cerveza navideña con una lager es un experimento interesante y valiente. Lo normal es con una ale. Así que más puntos por el atrevimiento.

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Samuel Adams Rebel IPA.

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Vamos con una de esas cervezas que llevo queriendo probar muchísimo tiempo. No hace falta que os cuente que es una ipa, ¿verdad?. Si aún tenéis dudas, podéis ver aquí una explicación.

Tiene un color amarillo cristalino y espuma blanca. De esos que hacen que cuando preguntas “¿Qué cerveza te gusta?” haya quien diga “la rubia”. Y en tu mente aparece un cartel luminoso que pone “Hijo de la Mahou”. Ya me vuelvo a ir por las ramas… En cuanto a su olor es de intensidad media, muy herbal y ligeramente cítrico. Cuando la pasamos a la boca es ligeramente dulce, en un principio. Pero no os engañéis, en seguida llegan los sabores amargos y lupulados que duran todo el trago. Sin embargo, y esto es lo que creo que la convierte en algo muy interesante, su retrogusto es suave y más dulce que amargo, invitando a seguir bebiendo. Cuando se va calentando las maltas salen a relucir, sin perder ese punto fuerte de los lúpulos. Perfecta para acompañar una buena hamburguesa con su beicon frito. Recordad también que es una ipa americana, o apa.

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Goose Winter Ale.

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Empezamos con la cervecera nacida en la ciudad del viento, una de esas que, o estás por los Estados Unidos, o es bastante difícil de conseguir.

Comencé por esta Winter Ale de color marrón oscuro y espuma blanco oscuro. Esta es una cerveza de invierno más tradicional, con un olor intermedio a maltas, chocolate y muy ligero a frutas rojas. En cuanto la pasamos por la boca es poco amarga. Tiene tonos dulces, con toques a caramelo y cereal. La carbonatación y el alcohol se notan poco, haciéndola también muy bebible. La cerveza perfecta para ser acompañada del típico asado a la naranja o quizá de unos turrones.

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Goose IPA.

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Aquí he de decir que primero la probé cenando y después la termine sin comida, y que la percepción cambió. Esto es debido a que el maridaje fue una pizza estilo Chicago, con salchicha de carnicería. Esa masa gorda, con su tomate especiado y fuerte sobre la mozzarella y la salchicha, cambian mucho la percepción de cualquiera.

Se trata de una cerveza rubia transparente con espuma blanca, y prometo no desviarme con el aspecto de la clásica cerveza de bar con servilletas en el suelo. Tiene olor cítrico de intensidad intermedia. En cuanto al sabor, con la pizza fue de ligero amargor, con un retrogusto casi inexistente. Pero en cuanto dejé de comer pizza, la cosa cambio. El amargor viene desde el primer sorbo. Es un golpe de amargor digno de una american pale ale, una ipa cocinada en suelo estadounidense. Tiene además tonos cítricos. Y el retrogusto quedaba suave y amargo al final del trago. Notad que he dicho “deje de comer” y no “se terminó la pizza”. Duró un día más. Y eso que cogimos la pequeña.

Así que queda claro: un buen maridaje para estas ipas amargas son las comidas especiadas y fuertes. A esta ipa de Chicago le iba genial a la pizza de la misma ciudad.

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Goose 312 Urban Wheat.

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Aquí tratamos con una cerveza de trigo que se sale algo de los cánones del estilo. Tampoco mucho pero lo suficiente para destacar. Es de un color amarillo turbio, debido al trigo. Su olor ligero, floral y a limón, hace que ya nos demos cuenta de lo que pasa aquí: los lúpulos. Se han añadido lúpulos diferentes para hacerla tener un sabor que no se parezca al común. Este es dulce, a limón y cereal, este último del tipo del trigo. Tiene una carbonatación ligera y es muy fácil de beber. Algo diferente en el difícil mundo de las cervezas weiss, una cerveza para tomar con una Butterpretzel, como buena cerveza alemana, o con un perrito viendo un partido de la NFL

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Tras las catas, retomo el relato del viaje por tierras del tío Sam. Dejadme que destaque algunos momentos y lugares de mi visita. No son todos, ni los más importantes, tan solo un pequeño muestrario:

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– En la estatua de Michael Jordan me hice foto, como correspondía. A la ida pasamos por el típico colegio americano de las películas, con ese campo de baseball donde Timmy, que está a punto de hacer un homerun, mira a la grada pensando que su padre, como siempre, no estará. Y ahí está animándolo. Ha dejado atrás su trabajo y está apoyando a su campeón. A la vuelta pasamos por Little Italy, todo muy americano. Y cerramos el día con el típico almuerzo de tortilla de varios huevos.

– Hice fotos en “La Judía”, o The Cloud Gate, y en todos los rascacielos, famosos o no. También en el Chicago Trivium, con sus piedras traídas de todo el mundo. Va a resultar que los británicos y su museo no son los únicos expropiadores…

– La subida a la torre Sears, o Willis, y su Skydeck. Para alguien con miedo a las alturas, es todo un logro desbloqueado. Por si no lo conocéis, es una especie de terraza de cristal a 103 pisos de altura sobre el suelo. Da bastante impresión.

– Los viajes en tren a las afueras de Chicago y de vuelta, rodeado de trabajadores, por paisajes dignos de un videoclip de Rise Against y tomando un refresco de vainilla y cereza.

– Descubrir que su forma de conducir es diferente a la nuestra, y no solo en lo relacionado en las marchas. Se les permiten algunas piruetas dignas de película.

– Todo, y me refiero a todo, es grande. Sus casas, sus coches, sus farmacias (si se puede llamar farmacia a un supermercado), sus avenidas, sus comidas, sus refrescos, sus cafés, sus centros comerciales, sus raciones de palomitas, sus ofertas en ropa, su desconocimiento de más allá del charco, su falta de cobertura social, su número de banderas en cada rincón disponible, su número de marcas de cerveza, locales o nacionales, y una larga lista de cosas. Todo es a lo grande.

Podría escribir muchas cosas más que me pasaron o que vi, pero no quiero alargarme. Así que como recomendación cervecera final: si podéis llegar a conseguirlas, todas las cervezas de las que os he hablado son cien por cien un acierto en su estilo. Espero poder volver hablaros pronto de otro viaje. Mientras seguiremos con las cervezas.

Historia de dos catas.

Hay veces que parece que los planetas se alinean y ocurre que los dos días que tienes libres de trabajo haya dos catas a las que asistir. Dos catas totalmente diferentes y dirigidas a públicos diferentes. Y uno, que es un poco especialito, no puede evitar compararlas.

Pero como no quiero que os veáis polarizados intentaré ser lo más objetivo que pueda. Y creo que en el ámbito de la cerveza sí que podré.

Cata de iniciación en el Oldenburg:

Para hablar de esta cata hay que ponerse en antecedentes: digamos que es una cata para eventos tipo despedidas de soltero (como fue mi caso) organizada por personas que no tienen demasiada idea de cerveza, que no es un delito, ojo, pero sienta las bases de por qué no fueron demasiado bien algunas cosas.

Nos dio la cata José Luis, el dueño, maestro cervecero de gran experiencia a través de los años, fue de trato muy agradable. En el momento que alguien mencionó que un servidor cocinaba y sabia de cerveza, empezamos a hablar entre los dos bastante.

Hay que decir que, además, la naturaleza del evento (no olvidemos que era una despedida de soltero) no propiciaba que hubiese mucha gente entregada a hacer preguntas. Quizá sea ese el problema de esta cata. Gran parte de las personas se fueron sin saber el estilo o sin saber los sabores que tendrían que haber encontrado. Yo pienso que no es culpa de José Luis, sino de la falta de conexión de algunos de los participantes.

Al ser una cata de iniciación, se probaron diferentes estilos.

-Krusovice Premium: esta es una cerveza checa de estilo Lager con cuerpo y amargor ligeros. Color dorado claro. Lo que se podría esperar de una Premium de la republica checa.

-Weihenstephaner Hefe Weissbier: Si hablamos de marcas de cerveza alemana, esta siempre ha de estar en la lista. Cervecera de las afueras de Múnich, cuenta como la más antigua fábrica de cerveza del mundo activa actualmente. Desde 1041. Su Hefe es lo que uno espera en una cerveza de trigo: tradicional y perfecta.

-Fuller´s London Pride: Procedente de la tradición inglesa de cervezas Ale llega esta Pale ale. De color dorado o ambarino y sabor ligeramente amargo al principio porque al pasar a garganta se queda una ligera sensación dulce en la boca.

-Rogue Brutal IPA: a pesar de ese brutal de su nombre es una cerveza muy bebible. Una Ipa equilibrada de sabores y olores cítricos. Tiene además un amargor no muy fuerte pero si persistente. Una Ipa americana que viene a demostrar que no todo es amargor en las Ipa de más allá del atlántico.

-Rochefort 10: una cerveza de abadía con denominación trapense. Ya os hablaré en adelante de lo que ello conlleva. Esta strong ale belga tiene color oscuro. Además tiene sabores como de chocolate amargo y tonos afrutados.

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Cata de estilos alemanes:

Esta cata fue en la, ya conocida por todos, tienda de Birra y Paz. Era una cata más específica para celebrar el Oktoberfest alemán. Puede que este caso suene a una cata para expertos o personas con ciertos conocimientos del mundo de la cerveza, pero no es así. Mari Paz y Miguel Ángel explican desde la fabricación hasta una pequeña introducción histórica de la cerveza, en este caso dedicada como ya se ha dicho a los brebajes germanos.

-Weihenstephaner Festbier: Cerveza elaborada especialmente en marzo, por eso son llamadas también Märzenbier, para el Oktoberfest. Son cervezas ligeras y de poca graduación, principalmente para que se pueda beber la mayor cantidad en el festival. Esta cerveza tiene un sabor suavemente dulzón y nada de amargor al retrogusto. Haciéndola muy fácil de beber y disfrutar.

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-Schneider Weisse Ta 10: Viene de la mano de la fábrica más antigua de cerveza de trigo. Como buena cerveza de trigo tiene ese cuerpo, turbidez y olor a plátano y frutal propios del estilo. Pero además un sabor y olor intenso a clavo que la hace diferente a tantas otras weisse.

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-Köstritzer Black Lager: Esta cerveza negra tiene poca intensidad en su olor. Es una cerveza de sabor torrefacto principalmente. Tiene además poca carbonatación. Recuerda un poco a una porter.

-Ayinger Celebrator Doppelbock: Es una cerveza oscura con cuerpo. Tiene olor a chocolate y frutos. Es de sabor chocolate amargo y cierto dulzor. Se nota su graduación alcohólica tanto en la boca como al pasar hacia estómago. Recomendación de cervecero, dejar que se vaya calentando según se degusta, esto hará que surjan sabores más caramelo y le dará un toque diferente.

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Por todo esto es importante saber dónde va a ser la cata, quién la va a llevar acabo y qué ambiente va a tener, sobre todo esto último es muy importante. Pero no penséis que no saco nada de la primera, no fue mala cata, solo fallaron algunas cosas más ajenas a la propia cata en sí. Todas las cervezas que probé son grandes cervezas que recomiendo totalmente.

Yakka Serious Rye IPA

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La bonita etiqueta de Yakka

 

De la mano de los murcianos de Yakka, que tan buenas cervezas están haciendo en los últimos años, nos llega esta IPA de centeno. Ya sabéis lo que es una IPA ¿no? Todos los adictos al lúpulo ya conocéis la “historia” pero, como algunos estáis acercándoos ahora a este mundo, haremos una pequeña explicación.

Veréis, siempre se ha contado que las IPA, o Indian Pale Ale, provienen de la necesidad de llevar cerveza desde Gran Bretaña a las colonias de la India. Tras muchos meses en barco, y con los medios de conservación de alimentos en alta mar del siglo XVIII, la cerveza llegaba pasada. Por eso se empezó a enviar cerveza con más lúpulo, que es conservante, y con mas contenido alcohólico. Así, el soldado de las colonias no tenia que beber algo aguado y de mal sabor, sino que tenía a su disposición una cerveza amarga y bien alcohólica para esas tardes de permiso en Dehli. Estas Pale Ale destinadas a la India abrieron el comercio de la cerveza en otras plazas fuera de la metrópoli y, con el paso del tiempo, se fueron adaptando a otros gustos y a otros mercados, como pasó con la American Pale Ale.

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Una vez dicho esto, pasemos a la cerveza, que es de color ambarino tirando a rojo y con cierta turbidez característica del centeno. El olor es floral, herbal y algo cítrico. En el paladar destaca el centeno, ya que el cuerpo que le da este cereal se nota desde el primer sorbo. Sin embargo, lo más claro es el golpe de amargor que nos recuerda que, ademas de a una ale de centeno, nos enfrentamos a una IPA. Este amargor va desde los primeros sorbos hasta el retrogusto final.

En cuanto al maridaje, es perfecta para tomar con platos salados y muy especiados. El contraste de su amargor con platos de alto contenido en especias crea un equilibrio casi perfecto.